Además de los beneficios psicológicos que nos brindan las relaciones sexuales, durante los últimos meses del embarazo, las mismas colaboran con los procesos fisiológicos del parto y mucho más en las últimas semanas que el útero está maduro, y las prostaglandinas que se encuentran en el semen favorecen la dilatación.
Si bien en ésta etapa la barriga ya se encuentra muy grande y nos limita en algunos movimientos, el disfrutar de un sexo en ésta etapa puede resultar maravilloso, si la mujer lo prefiere puede colocarse de costado, o practicar la posición tradicinal del “Misionero”, y se recomienda que luego del acto sexual se mantenga en reposo, boca arriba descansando.
Las relaciones sexuales, salvo que el médico especialista recomiende lo contrario, por inconvenientes patológicos como hemorragias previas, ruptura de bolsa, placenta previa, y otras, resultan más allá de placenteras, una buena opción para ayudar al organismo y favorecer el nacimiento del hijo que se está esperando.