Esto se debe a que es una posición que favorece el eyaculado de los espermatozoides en una zona cercana al útero formando un gran lago seminal en la parte más interna de la vagina, permitiendo que de alguna manera el útero succione los espermatozoides en sus contracciones naturales mientras se mantienen relaciones sexuales.
Si bien los mismos pueden ascender al fondo de la vagina por su propia fuerza, dicha posición puede favorecer en un 100% las posibilidades de quedar embarazada incrementando la posibilidad de que los espermatozoides ingresen en el cuello del útero evitando pasar por el pH ácido de la vagina, que la protegen.
Por eso si se está buscando conseguir un embarazo una de las posiciones más efectivas es la tradicional posición del misionero, o cualquier otra que permita en el momento de la eyaculación, un contacto directo con el fondo de la vagina, para favorecer el ingreso directo de los espermatozoides hacia el cuello del útero.