
¿Han pensando alguna vez por qué los niños hacen tantas preguntas?
Los niños necesitan conseguir información sobre todo lo que le rodea; y para obtenerla necesitan preguntar todo lo que se le ocurre, todo lo que ven, huelen, sienten, oyen.
Algo muy interesante es que los niños hacen preguntas más inteligentes que los adultos. Los padres cuando llegan a la casa le dicen: ¿Te portaste bien? ¿Hiciste tu tarea? ¿Te comiste tu merienda? Estas interrogaciones no necesitan de mucho pensar, y cómo en el caso de portarse bien o mal, muchas veces los mismos niños no entienden lo que quiere decir, por lo que responden de manera mecánica y monótona.
En cambio, ellos interrogan de tal manera que los padres tienen que utilizar su capacidad de pensamiento, y ni hablar de las veces que hemos pensado: Yo mismo no se la respuesta… ¿Y de dónde sacó este muchacho eso? Sus planteamientos son profundos como: ¿Por qué mi papá me muerde, si yo no soy comida? ¿Por qué no puedo decir malas palabras si mi mamá las dice? ¿Por qué la playa es salada? Están utilizando toda su capacidad de análisis, absorbiendo cada mínimo detalle del mundo que les rodea.
Una situación muy común son las vergüenzas que nos hacen pasar en la calle, ya que al no conocer las reglas de educación y cortesía se les dificulta comprender que no deben preguntar todo lo que les pasa por la mente: ¿Por qué usted está tan gorda? , a una anciana: ¿Está mudando los dientes como yo? ¿Mi mamá dijo que no estaba aquí? Y no es que los niños sean malvados, es que su necesidad de saber es mayor a la de pensar en cómo se sentirán los demás. En la mayoría de las ocasiones sus preguntas pueden ser embarazosas, así como comentarios inoportunos que les hacen decir lo que sienten y piensan sin medir ningún tipo de consecuencias. Esto pasa debido a que los pequeños no tienen vergüenza social, por ende no tiene prejuicios, es algo que con la edad van asimilando.
Otra vertiente es hacer la misma pregunta una y otra vez, ellos quieren confirmar si sus padres son coherentes en lo que expresan. También a través de la repetición aprenden a grabar información.
Es importante recordar que los pequeños viven en un mundo bombardeado de toda clase de información y por todos los medios (tv, radio, internet, celulares, carteles, publicidad, prensa escrita, etc.), sentirán curiosidad por una que otra cosa, y ese constante ataque de interrogantes se debe a algo que ha captado su interés.
Algunos tips para responder asertivamente:
* Mantener la calma y en disposición para contestar.
* Dar respuestas claras y precisas, acorde a la edad del pequeño.
* Responder con la verdad. Evitar crear historias falsas.
* No subestimar al niño. A veces no le respondemos pensando en qué no entenderá y esto sólo crea mayor necesidad de información –que la buscará en otro lado- y confusión del tema.
* Si no puedes en ese momento, dile que en otra ocasión hablarán. Y cumplir.
* Evitar mostrar asombro ante cualquier tema que el niño pueda indagar. Pensar que si está cuestionando es porque alguna información ya posee.
* Obviar responder una pregunta con otra: ¿Dónde escuchaste eso? ¿Quién te habló de eso? Esto sólo cierra el canal de comunicación, ya que el pequeño infiere que es algo “malo” o de lo que no se habla.
* Tratar de utilizar palabras que estén dentro de su vocabulario.
* Proveer ejemplos con situaciones de su propia vida.
* Prescindir de respuestas arbitrarias como: Porque si, porque yo digo.
Si luego de responder a todas sus dudas, haber prestado atención a su conversación, el niño sigue preguntando puedes ir cortando suavemente, y reforzando lo positivo que ha sido hablar con él: “Me ha gustado mucho hablar contigo, pero tenemos que dormir ya”, “Ha sido interesante nuestra conversación, pero mami tiene que irse al trabajo”. Así como también expresarle que tendrán otras oportunidades para seguir hablando: “Cuándo llegue a la casa continuamos”, “Mañana en la tarde podemos seguir hablando”.
Los padres deben aprovechar estos momentos para hacerlos pensar y reflexionar sobre el tema que estén hablando. Es una manera de estimular el aprendizaje y la capacidad de pensamiento, pueden hacer preguntas como: ¿Qué piensas tú acerca de…? , ¿Qué hicieras tú?
Estos momentos ayudan a crear vínculos estrechos en la relación de los padres e hijos, fortalecen la confianza, la seguridad emocional y la apertura para intercambiar información. Se establece una buena comunicación, que luego se hace perdurable en el tiempo siguiendo hasta que ya son adultos.
Lic. Arisleydi Sánchez Guzmán
Máster en Psicología Clínica Infanto-Juvenil