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martes, 21 de febrero de 2017

Doña Nena; El hada del “Mini Sheraton” En El Ejido, Santiago

En 1975, en un anafe ardiendo de un callejón y una mesita en la acera de la calle 8 de El Ejido, comenzó la historia de María Elena Almonte Mata, “doña Nena”, la fundadora del Mini Sheraton, como se conoce al restaurante donde se sirve el moro más sabroso y graneadito “de la bolita del mundo”.
Nena nació en Los Ciruelos, del Distrito Municipal Baitoa, y perdió a su madre a los nueve años. Crecer sin la fortaleza materna, la obligó a tirar “pa’ lante”, a desafiar la pobreza y a superar tempestades. Es delgada y tímida para el lente fotográfico, pero es una generala de cinco estrellas en las lides de la cocina, en el calor de fogones que han alimentado a generaciones y que sirvió de ancla y sostén a su propia familia.
Más de 35 años lleva Nena trabajando dieciséis horas diarias, preparando alimentos que saborean la gente de su barrio, de la ciudad y prestantes personalidades del país. Son sabrosos los famosos “chulitos”, el moro, los espaguetis y la carne frita de Nena.
Con las manos y el rostro marcado por el fuego, el aceite caliente y la mancha de plátanos, la cotizada chef del “Mini Sheraton” recuerda el apoyo de Persio Pérez, quien le ayudó a instalar una estufa industrial para facilitar el trabajo.
El cronista deportivo Rolling Fermín conoce muy bien el sazón de sus recetas.  “Ir donde Nena es una tradición por la calidad de sus comidas, desde el sancocho, mondongo, carne frita y los apetecibles chulitos que sirven de entrada para hacer apetito”, cuenta el cliente fiel a quien ha marcado “la sonrisa eterna de Nena y su familia”. Fermín asegura que en esa freiduría “el pobre compra y disfruta; la clase media y los adinerados se deleitan con platos que no se encuentran en otros lugares”. Y tiene razón. El moro de Nena se puede comer vacío. Y la fama de los chulitos de yuca supera las fronteras de Santiago, al punto que “la gente se queda buscando”, asegura en voz baja. Claro, lo que más se procura frente a su vitrina es “El equipaje”, o sea, el plato a base de patica, molleja y asadura, con una salsa que le da un toque especial.
Agradecida de su barrio es Nena, la madre emprendedora de siete muchachos y abuela fuera de lo común de 18 nietos y nietas, a quienes también ha legado su ejemplo de rectitud, cumplimiento y valentía. Sixta Morel, su nieta, la considera un modelo. “Es mi mejor ejemplo de trabajo, mi heroína personal. Es incansable, no se detiene ni en sus días libres. Ha sabido ser independiente y levantarse. Todo, sin olvidar su rol de madre, de abuela que se desvela por los demás”.
 Santiaguera y muy orgullosa del equipo Sameji es Nena, madre adoptiva de muchos atletas que saciaron y continúan calmando la demanda del estómago en su mesa. Excepto los martes, la dama parte a las 6:30 a.m. de su casa y regresa a la medianoche. El único día que no enciende el fogón es el Viernes Santo. Como trabaja hasta el Día de las Madres, las caricias, mimos y regalos de su prole le llueven delante de sus fieles visitantes. Allí, hasta los nietos suelen pelar plátanos. 
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LA ABUELA MÁS QUERIDA

Para sus nietos y nietas, Nena es ‘Nenena” o “Mamá”, la que siempre está pendiente de sus alegrías (es detallista, siempre recuerda fechas especiales) y padece sus problemas. “Mi madre tiene un don. Hace espacio para cada quien. No importa su cansancio, siempre está ahí”, testimonia Rosario Ulloa.
Sixta Morel sabe bien que su abuela ‘se sale de sus casillas” si algún nieto atraviesa dificultades. La valentía de la abuela que se impuso a la condena e invisibilidad social de las mujeres, común en su época, para forjar su propia empresa, es admirable. Aunque Nena no pudo concluir los años de primaria, lee, escribe y habla estupendamente.
“Es dulce, cálida y le gustan los chistes, aunque el maltrato de los fogones diga lo contario. No es una abuela común, es fuerte y líder”, expone Sixta Morel de Caba.
Su prole: Charo, Betthy, Elena, Fifa, Roberto, Yovanny y Niurka son sus hijos e hijas. Tiene 18 nietos. Considera su hijo al exbaloncetista José Caba.
Agradece: A El Ejido, su barrio, de donde no ha querido salir.  


Grisbel Medina R.
grisbel.medina@listindiario.com
Santiago
ListinDiario.com