Se llama Rafael Joaquín Balaguer Báez, tiene 58 años y el recuerdo de sus años en Ponce, Puerto Rico, cuando se le sentaba en las piernas “a ese viejito” que se pasaba los días escribiendo y leyendo. - Soydelejido.com

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martes, 28 de mayo de 2019

Se llama Rafael Joaquín Balaguer Báez, tiene 58 años y el recuerdo de sus años en Ponce, Puerto Rico, cuando se le sentaba en las piernas “a ese viejito” que se pasaba los días escribiendo y leyendo.


Se llama Rafael Joaquín Balaguer Báez, tiene 58 años y el recuerdo de sus años en Ponce, Puerto Rico, cuando se le sentaba en las piernas “a ese viejito” que se pasaba los días escribiendo y leyendo.

Nació en San Cristóbal en 1960. Se presenta como el producto “de un desliz” entre Gladys Báez, su madre que aun vive, y el expresidente dominicano Joaquín Balaguer.
En 1962 dice haber salido junto a su madre a Puerto Rico, en el comienzo del exilio de Joaquín Balaguer, tras la caída de la dictadura de Rafael Trujillo Molina, a la que había servido por largos años con puestos de principalía.
El tiempo de exilio en Puerto Rico del expresidente Balaguer fue corto. Se extendió hasta 1965, pero ya residiendo en Nueva York, en Estados Unidos.

La primera vez que pisó República Dominicana, luego de aquella partida en el 1962, fue en el año 2014. Le gustó la gente y lo bonito de la ciudad, dice. Todo bien hasta que lo pasearon por Villa Mella, en el municipio Santo Domingo Norte. Ahí vio las precariedades con las que la gente vivía, dice. Desde entonces piensa en cómo ayudar.
“Mi mamá tenía comunicación con él... para mí el doctor Balaguer fue el mejor padre del mundo”, dice Joaquín Balaguer hijo, tal y como rezan sus tarjetas de presentación.

Hoy Balaguer aspira a una diputación por el Partido Reformista Social Cristiano en el municipio Santo Domingo Norte. Allí se ha instalado desde el año 2014, con una oficina política y su residencia personal, donde recibe a simpatizantes reformistas y a quienes añoran las horas en donde la suerte de la política nacional se resolvía en la casa azul de la Máximo Gómez número 25.
Su decisión de integrarse a la vida política nacional encuentra el rechazo de muchos años de su madre, doña Gladys, como suele definirla. Ella le dijo en múltiples ocasiones que se alejara de la política y hasta que negara ser familia del expresidente Balaguer.

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