Tras cuatro días de la explosión en la provincia de San Cristóbal, decenas de familiares acuden desesperados al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), en Santo Domingo, en busca de respuestas sobre sus parientes.
Pese al tiempo transcurrido desde el trágico suceso, algunos de estos familiares aún mantienen la esperanza de que sus allegados estén vivos. En medio del dolor que los embarga, expresan que no pueden afirmar que sus seres queridos estén muertos hasta que no tengan un cuerpo.
Hasta el momento, según los datos ofrecidos por el Centro de Operaciones y Emergencia (COE), se han registrado 27 fallecidos. El COE indicó que no había personas desaparecidas, sin embargo, durante la noche del miércoles se encontró otro cuerpo dentro de los escombros en el área de la explosión.
Después de que las autoridades ofrecieron las cifras actuales de la situación en San Cristóbal, anunciaron que detendrían la búsqueda. Esta acción ha sido condenada por los familiares de las víctimas, quienes consideran que todavía hay cuerpos entre los escombros donde ocurrió la explosión, en la calle Padre Ayala, de San Cristóbal.
Sobre las víctimas
"Doris Chalas, cuñada del desaparecido Héctor Ramón Cuello, de 58 años, indicó que su pariente se encontraba realizando labores de mecánica a las afueras de la tienda Toledo.
Indicó que no han tenido ninguna información sobre su paradero y que las autoridades de Inacif no han podido identificar si uno de los cuerpos encontrados en la zona pertenece a su cuñado.
Cuello es definido por sus parientes como un hombre solidario, amable y único, dispuesto a servir a los demás, por lo que no tener respuestas de él los mantiene en un 'dolor inaguantable'.
Acudieron a Inacif su esposa, hermanos y sobrinos, quienes esperarán tener respuestas este jueves sobre su pariente."
Tampoco se tiene conocimiento sobre el paradero de Víctor Manuel Hernández, de 30 años, quien acudió a la tienda Toledo en busca de una tela para forrar un comedor.
Hernández realiza labores de ebanistería y un amigo lo había dejado en la tienda minutos antes de la explosión.
En tal sentido, también acudieron la mañana de este jueves los familiares de Ana Yris Cruceta, de 36 años, quien trabajaba en Toledo.
El padre de su hija de 12 años, aunque tenía un tiempo separado sentimentalmente de ella, está realizando la búsqueda de lugar, sin embargo, no ha podido tener respuestas sobre ella.
Visiblemente quebrantado, expresó que Cruceta siempre ha sido una mujer alegre y una trabajadora incansable. Asegura que no pudo encontrar una madre mejor para su hija, quien sufre la pena de no saber nada de su madre desde el pasado lunes.
También están los familiares de Dionisio Guzmán, de 38 años, quien trabajaba desde hace varios años en Toledo.
Guzmán tiene un hijo de 7 años, por quien luchaba por darle un mejor futuro".