“Envía, Señor, tu Espíritu, y repuebla la faz de la tierra, aleluya” - Soydelejido.com

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domingo, 31 de mayo de 2009

“Envía, Señor, tu Espíritu, y repuebla la faz de la tierra, aleluya”


Hoy celebramos la Fiesta de Pentecostés: Originariamente fiesta de la cosecha.

Pentecostés (o fiesta de las semanas, cincuenta días después de la Pascua, de ahí su nombre griego de Pentecostés) pasó a Israel a conmemorar la alianza del Sinaí (Ex 19, 1-6 y Ex 23, 16 así como 34. 22).

Marcado por la misma manifestación ígnea (producido por la acción del fuego) de la presencia divina, el primer Pentecostés cristiano será el día de la venida del Espíritu, consagrando la Iglesia como nuevo Pueblo de Dios e inaugurando su expansión misionera.

Pentecostés significa el don del Espíritu. El acontecimiento innovador que fundamenta la Nueva Alianza que alcanza virtualmente a toda la humanidad.

Pentecostés es el día en que derrama el Señor Su Espíritu, como lo había prometido el día de la Ascensión a los cielos.

Y esa promesa fue cumplida: “…Yo les digo la verdad: Les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito: pero si me voy, se lo enviaré y cuando él venga, el Espíritu de la Verdad les guiará hasta la verdad completa…” (Jn 16, 7-15).

Pentecostés, Fiesta del Espíritu Santo. Y ¿Quién es el Espíritu Santo? San Pablo nos dice en su Primera Carta a los Corintios: “A todos se nos dio a beber de ese mismo Espíritu… A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. Porque a uno se le da por el Espíritu, dones, distribuyéndolos a cada uno en particular según Su Voluntad… Porque en un solo Espíritu hemos sido bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos, griegos, esclavos y libres” (1 Cor 12, 12). Es el Espíritu Santo el Consejero, el Defensor, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, quien nos ayuda a ser testigos del amor de Dios en el mundo.

Pero antes tenemos que dar el sí. Recordemos que el Señor respeta nuestra libertad y no irrumpe en nuestra vida sin que se lo permitamos.

El Señor nos invita también hoy a convertirnos, a coger ese Espíritu que “hará surgir un pueblo renovado constituido por hombres libres conscientes de su dignidad y capaces de forjar una historia verdaderamente humana” (Documento de Santo Domingo, No. 24).

Pero hoy, como último domingo de mayo, celebramos también en nuestro país el Día de las Madres, y es un día para reflexionar en cuál es el modelo de madre que queremos transmitir a las nuevas generaciones.

¿Serán las madres capaces de “forjar una historia verdaderamente humana”? ¿Somos las madres las educadoras de nuestros hijos, o lo son los medios de comunicación social? En estos días el Arzobispo de Santiago, Monseñor De la Rosa y Carpio, expresaba que muchos hogares forman escuelas del fraude. Y es que la familia es el lugar “donde nacen los ciudadanos” (F. C.

No.42). Si los padres no son un dechado de virtudes, ¿qué le van a transmitir a sus hijos? ¡Feliz Día de las Madres!